martes, 14 de octubre de 2014

De aquellas cosas que jamás se olvidan

Estuve oculto, olvidado, enterrado y un poco cabizbajo por todo lo que pasó este año. Me siento aún un poco machacado en algunos aspectos pero ya estoy más tranquilo. Es increíble cómo una mujer puede hacer tanto, cuando en realidad hizo tan poco.

Volví a mi vida normal, me gradué. No fue gran cosa, no suelo replicar mi vida en las redes sociales, tengo mi foto física en mi cuarto, suficiente. Además que ya no tengo con quién aparecer en el mundo online, prefiero ni salir. Volví a las tocadas, ahhh mis amadas tocadas... lo conciertos, la gente, la bulla y el sudor. es lo mas lindo. Conocí gente interesante, otras meh. Yo siempre fui un tipo muy perfil bajo. Las nuevas amistades me atraen y, a la vez, me asustan. Sí, así me gradué de comunicador. Me gradué sin siquiera aprender a socializar. Para  que veas lo jodido que está el Perú.

Hoy, mientras buscaba fotitos decentes para enseñárselas a una chica, entré a mi facebook antiguo. Lo primero que vi fueron sus ojazos en la portada. Es lindo porque, a pesar de que me miraban con ternura, solamente trasmitían odio y rencor. Sí, lindo dije.


Recordar te hace mal cuando aún sientes cosas.
Recordar y sentir cosas es para los tontos.
No siento nada
Siempre seré todo un tonto.

viernes, 26 de julio de 2013

Carmen de nuevo

 Hoy viajaba tranquilo en el metro, casi inmutable como siempre. Me importa poco lo que ocurre a mi alrededor y sólo escucho mi música, no suelo fijarme en la gente. Sentí un golpe extraño en la espalda, pensé que estaba muy lleno el carro y que era normal. No volteé. Me golpearon nuevamente y, decidido a sacarle la conch, volteé y eras tú. La tierna y dulce Carmencita, con sus botitas de peluche y su casaca marrón de cuerina. Te saludé como si nada me importara, y me saqué los audífonos. Te pusiste a mi lado y soltaste un debilucho "¿Y como estás?". "Bien" te dije, aunque estaba mal, aunque sigo mal. 

 Cojudamente saqué de la mochila un encendedor y te lo mostré. "Aún lo conservo, jejeje" con mi típica cara de imbécil que me sale cuando te veo. Me miraste como extrañada y pensativa, te pregunté si podía darte un abrazo y pusiste tu cabeza en mi codo (soy muy alto para ti, ya todos lo saben) y así, fueron tres minutos de felicidad hasta que te llamaron y contestaste con un "aló mi amor, si acá en el metro, no, pucha tarde como siempre, bla bla bla bonis lindis te amo si wuuhuuu cuidate besito mua mua mua" y me miraste y me sonreíste, "ay este se preocupa mucho por mi, jujuju". Chatumare, dije en mi mente. Y seguí abrazándote. Pasamos barranco, pasamos miraflores. Te fuiste y me dijiste que me cuide y que esté bien. Te lo dije y me hiciste prometerlo. Te lo prometí.